“¡El Lunes me apunto al gimnasio, seguro!Venga, mañana intento dejar de fumar. He retrasado la cita con el dentista, pero tengo que ir. Debería ordenar los papeles de mi despacho, pero lo haré mejor cuando vuelva de las vacaciones, etc.”
¿Te suenan estas situaciones? Tranquilx, no eres la única persona a la que le pasa. Aplazar los asuntos pendientes o dejar para otro día lo que puedes hacer hoy es el mal del siglo XXI, llamado procrastinación. En la Universidad de Constanza (Alemania) han llegado a la conclusión de que las personas suelen comportarse de esa forma porque creen que el día siguiente o varios días después va a ser más adecuado para empezar a hacer algo.
La procrastinación es el hábito de postergar tareas, decisiones o responsabilidades, a pesar de ser conscientes de sus posibles consecuencias negativas. No es simplemente un problema de disciplina o gestión del tiempo; en muchos casos, está profundamente ligada a factores emocionales, cognitivos y motivacionales.
Esta tendencia a aplazar las cosas se relaciona con una peor salud mental, pudiendo llegar a generar ansiedad, estrés o depresión. Seguro que cuando te has acordado de esa tarea que tienes pendiente y que llevas posponiendo mucho tiempo, has sentido cierta culpa o remordimientos.
El significado de procrastinación no solo está ligado a un mal hábito. La procrastinación está también profundamente influenciada por distintos factores psicológicos:
Estos ejemplos muestran que procrastinar no siempre es sinónimo de pereza. Muchas veces se trata de un mecanismo de evasión emocional, una forma de protegerse de la ansiedad, el miedo al fracaso o la autocrítica.
Existen diversos tipos de procrastinación según sus causas y manifestaciones. A continuación, te presentamos algunos de las más comunes (a ver en cuál o cuáles te sientes más identificadx):
1. Procrastinación evitativa
Postergan tareas porque temen el fracaso o la crítica. Esto se asocia con el perfeccionismo, ya que sienten que, si no pueden hacerlo perfectamente, es mejor no hacerlo en absoluto. Prefieren evitar la ansiedad de la evaluación, aunque esto le genere aún más estrés a largo plazo.
2. Procrastinación hedonista
Priorizan el placer inmediato sobre las responsabilidades. Suelen decir “lo haré mañana” porque buscan evitar el esfuerzo o la incomodidad de la tarea. Este tipo de procrastinación está vinculada con la dificultad para postergar la gratificación y con la impulsividad.
3. Procrastinación de la eterna planificación
Disfrutan organizando listas, estableciendo horarios o preparándose para la tarea, pero nunca la ejecutan realmente. Se engañan a sí mismos creyendo que están avanzando, cuando en realidad usan la planificación como una forma de evitar la acción. También se relaciona con la conocida “parálisis por análisis” (que veremos un poco más abajo).
4. Procrastinación del último minuto
Funcionan bajo la presión del tiempo y dejan las tareas hasta que el estrés se vuelve insoportable. Creen que trabajan mejor en condiciones de urgencia, aunque esto suele afectar la calidad del trabajo y aumentar la ansiedad. Tienes que tener un gran conocimiento de tus capacidades y de la tarea para poder permitirte este tipo de procrastinación.
5. Procrastinación estructurada o cíclica
En lugar de hacer la tarea principal, realizan otras actividades menos urgentes pero que los hacen sentir productivos. Por ejemplo, alguien que debe escribir un informe, pero decide primero ordenar su escritorio, responder correos o investigar información adicional sin empezar el trabajo real.
6. Procrastinación del “fin de semana”
Pospone las tareas con la excusa de que tendrá más tiempo más adelante (ejemplo: “lo haré el fin de semana” o “cuando tenga vacaciones”), pero cuando llega el momento, encuentra nuevas excusas o distracciones.
7. Procrastinación decisional
Tiene dificultades para tomar decisiones y las aplaza indefinidamente por miedo a equivocarse. Sienten que nunca tienen suficiente información o que deben analizar todas las opciones antes de actuar, lo que los lleva a una parálisis por análisis.
8. Procrastinación por falta de energía
Postergan tareas porque se sienten agotados mental o físicamente). Esto puede estar relacionado con la fatiga, la falta de sueño, o el desgaste emocional. En algunos casos, se vincula con problemas de salud mental, como ansiedad o depresión.
9. Procrastinación emocional
Dependen de su estado de ánimo para empezar una tarea. Si no se sienten motivados o inspirados, postergan la actividad con la esperanza de que más adelante estarán en “el estado mental correcto”. Sin embargo, esto refuerza el hábito de esperar a que llegue la motivación en lugar de desarrollar disciplina o hacer la actividad aún sin ganas (y es que sí, podemos hacer cosas sin ganas… En ocasiones, la motivación está sobreestimada).
Vencer la procrastinación no es cuestión de fuerza de voluntad o “ponerse las pilas” de un día para otro. Implica comprender qué está detrás del hábito de postergar y trabajar desde ahí, poco a poco. Para la mayoría de las personas, la procrastinación no es un problema de tiempo, sino de gestión emocional, inseguridad o hábitos poco eficaces.
Estos son algunos enfoques generales que pueden ayudarte a combatir la procrastinación:
Para evitar la procrastinación desde hoy mismo, desde nuestro gabinete de psicología en Sevilla te ofrecemos unos tips que sin duda te serán de mucha utilidad. Si bien todos resultan prácticos, presta especial atención a aquellos que se explican dentro del tipo o tipos de procrastinador/a a los que perteneces.
Esperamos que te hayan resultado interesantes estas ideas y que las pongas en práctica para dejar de procrastinar, ¡hoy mejor que mañana!
Rebeca Lajos
Psicóloga en Aidé Psicología