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Relaciones abiertas: lo que nunca te han contado

Durante muchos años se nos ha dicho que la monogamia es la única manera (y por tanto la correcta) de amar. Que la pareja heterosexual es el vínculo afectivo natural entre las personas, y que el amor y la sexualidad deben ofrecerse en exclusiva a una única persona, a ser posible de por vida y con el objetivo de tener descendencia. Y no es que sea en sí un enfoque incorrecto, pero sí es parcial. Este tipo de relaciones representan a una parte de nuestra sociedad, pero no a su totalidad. En un mundo en frenético cambio y evolución, y en una modernidad líquida, los tipos de relaciones se multiplican y dan paso a nuevas formas de vincularnos no exentas de dificultades, pero que amplían los horizontes del amor. En un anterior artículo de nuestro blog hablábamos precisamente de los tipos de relaciones de pareja que existen, y hoy nos centraremos en concreto en una de ellas: las relaciones abiertas.

¿Qué es una relación abierta?

Una relación abierta se caracteriza por la libertad sexual y la no exclusividad en este sentido. Es decir, es una relación no monógama. Pero dentro de esta definición tienen cabida muchos tipos de relaciones, ya que los límites de cada una deben ser pactados por los miembros de la propia pareja. Pueden por ejemplo aceptar relaciones sexuales esporádicas con otras personas, pero no la existencia de unx amante permanente. O, por ejemplo, permitir absoluta libertad sexual, siempre y cuando se mantenga la fidelidad emocional. Los límites son muy amplios pero, aunque parezca paradójico, las relaciones abiertas comparten una característica con las relaciones monógamas: No se permite la infidelidad. Seguro que se te han roto los esquemas… Y es que en este sentido la infidelidad y el engaño en las parejas abiertas no viene de mantener relaciones íntimas con tercerxs, sino de no respetar el pacto establecido.

Ventajas de tener una relación abierta

La principal ventaja que ofrece la relación abierta es que permite la novedad y el cambio que no hay en la monógama, y también suele implicar más autonomía y respeto mutuo y la ausencia del sentimiento de posesión hacia la pareja. Pero si no hay una muy buena gestión emocional y mucha confianza, madurez y comunicación, en las relaciones abiertas pueden surgir inseguridades, celos, y como decíamos en el párrafo anterior, incluso infidelidades.

Cada vez salen más a la luz personajes públicos que reconocen abiertamente que mantienen este tipo de relación no monógama, como es el caso de Nuria Roca y Juan del Val o Santi Millán y su pareja Rosa Olucha. Es bueno que se visibilice esta realidad, pero no es una obligación:  el tipo de relación que unx mantiene con su pareja pertenece a la intimidad de cada unx, y revelarlo o no, es una elección personal.

¿Hay diferentes tipos de relaciones abiertas?

Como comentábamos anteriormente, cada relación abierta es un mundo ya que tiene su propio “reglamento interno”, pero en líneas generales podríamos clasificarlas en dos subgrupos:

  • La pareja abierta total: cada unx puede tener las experiencias sexuales que quiera respetando sus acuerdos internos.
  • La pareja swinger: en la que ambos miembros van juntos a tener experiencias sexuales con otras personas.

Hay categorizaciones que incorporan dentro de las parejas abiertas no sólo la apertura en el terreno sexual sino también en el sentimental, incluyendo así las relaciones poliamorosas (relación entre tres o más personas a la vez en la que se pueden tener distintos vínculos amorosos y/o sexuales) y las relaciones anárquicas (no hay normas ni imposición y se basa en la responsabilidad emocional personal). Si te apetece profundizar algo más en estos temas no te pierdas nuestro artículo: tipos de relaciones de pareja.

Claves para tener una relación abierta

  1. No llegar a ella para salir de una crisis o por “ultimatum”: hay parejas que deciden salir de la monogamia como un intento desesperado de salvar una situación de crisis. Esto no funciona. Si estás en crisis, lo mejor es acudir a terapia de pareja, ya que para que una relación abierta funcione, tiene que ser muy sana y sólida. Tampoco llegues a una relación abierta por obligación, porque temes que tu pareja te deje si no lo haces, o porque te dé un ultimatum. Será pan para hoy y hambre para mañana.
  2. Honestidad y mucha mucha comunicación: estos parámetros son importantes en cualquier relación de pareja, pero en una relación abierta se convierten en vitales. Manifestar los sentimientos, las expectativas, los miedos e inseguridades, las necesidades de cada unx de forma sincera, es fundamental para garantizar el futuro de la relación. Esta honestidad también debería extrapolarse a las otras personas con las que se mantienen relaciones, por una cuestión de responsabilidad emocional y para evitar malentendidos.
  3. Pactar normas y límites: en cualquier relación es interesante pactar explícitamente cuáles son las normas de funcionamiento interno, pero en este caso es absolutamente imprescindible. Pactar el cómo, el cuándo, la información que quiero saber de esas citas, el con quién sí y con quién no…  Estos pactos evitarán posibles malentendidos y aportarán seguridad y confianza. Este reglamento interno no tiene que ser fijo, puede modificarse en función de las necesidades de la relación, o si alguno de los miembros de la pareja se está sintiendo incómodx. Como hemos dicho antes, la comunicación es fundamental.
  4. Cultivar la relación de pareja y no darla por sentada: no olvides que tu relación de pareja es prioritaria. Dedícale tiempo de calidad, mímala, cultiva la intimidad y la complicidad y pon foco en ella. Es tentador dejarse deslumbrar por la novedad y dar por sentado “lo que tenemos en casa”, pero la relación de pareja es un vergel que hay que cuidar con el mimo de un jardinero.
  5. Seguridad: no por estar en el último lugar es menos importante. Si vamos a tener relaciones sexuales con más personas, es vital que utilicemos métodos de barrera para prevenir posibles infecciones de transmisión sexual. Así proteges tu salud y la de tu cónyuge.

Y ahora que sabes todo esto sobre relaciones abiertas… ¿te parece tentador? ¡Abrimos debate!

Rebeca Lajos Rañó
Psicóloga en Aidé Psicología



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