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El Egocentrismo del Coito

Si alguien te dijese: “Oye, ¿tú lo hiciste anoche?” y tu contestación fuese afirmativa, seguramente pensarías dónde y cómo fue el coito de ayer. Pero… probablemente hiciste más cosas a nivel sexual (no sólo penetración, ni sólo centrado en lo genital) aunque no seas consciente de ello en el primer momento. ¿Y por qué esa importancia al coito? ¿Qué hay del antes, del durante (si, hay más cosas durante), y del después? Bien, pues vamos a intentar “bajarle un poco los humos” a esta práctica sexual y ver cómo se pueden disfrutar de muchas más cosas durante una relación.

Una de las cosas que más llama la atención es el término de “preliminares”. Y es que nuestro propio lenguaje nos perjudica en ocasiones:

Preliminar: Que se hace con anterioridad a algo y sirve como preparación.

Cuando hablamos coloquialmente de preliminares, nos referimos a toda práctica sexual que va antes del coito y que nos conduce a él. Error!! Cada práctica sexual puede ser un fin en sí misma (un beso, una caricia, una felación, una estimulación genital…) y no un paso previo a “algo más” o a algo “mejor”, como si el coito fuera la verdadera y auténtica forma de mantener relaciones.

Comprobarás que muchas personas se obsesionan con el coito. Esto no significa que sea mejor o peor que cualquier otra práctica. Es solo una práctica sexual más, pero su enorme influencia se debe a que nuestra sociedad actual procede de un modelo de sexualidad falocrática; es decir, exclusivamente centrada en la reproducción, los genitales y el coito”

Irene Bedmar Martín (psicóloga y educadora sexual).

Con estas apreciaciones no pretendemos fiscalizar el uso del término “preliminar”, pero sí advertir que no debemos interiorizar el concepto en el sentido más literal porque empobreceremos nuestro concepto de la sexualidad. Relaciones sexuales hay muchas, todas válidas y ninguna mejor, o peor, o más o menos auténtica. Cada beso, cada caricia, cada estimulación… es una relación sexual en sí, porque con ella obtenemos placer y/o excitación a través de nuestro cuerpo. No las subestimemos por no ser “coito”. Son fantásticas! Y si tienes dudas, te invitamos a que le eches un vistazo al artículo “Besame, bésame mucho” y verás todo lo que hay detrás de un beso: Post: Bésame, bésame mucho,

Una forma de enriquecer las relaciones sexuales es recurriendo a lo que se denomina focalización sensorial. Esta técnica consiste nada más y nada menos que en acariciar (¿qué simple no?). Pues sí, pero su efecto es increíble. Las indicaciones que se suelen dar son las siguientes:

Ambos miembros de la pareja deben colocarse en algún lugar cómodo, sin distracciones, y desnudos. A continuación lo que toca es acariciarse, primero uno/a coge el rol activo, haciendo las caricias y luego el otro/a, mientras el primero/a disfruta de ellas, comprobando qué zonas resultan más placenteras para cada cual (se hace de forma alterna para poder concentrarnos mejor en las sensaciones placenteras tanto al dar caricias, como al recibirlas). Vale todo el cuerpo pero, ¡CUIDADO!, hay una norma. Los genitales de ambos y los pechos en el caso de la mujer están prohibidos. La razón por la que se hace esto es para que nos centremos exclusivamente en las sensaciones corporales y evitar que el encuentro se dirija directamente a lo genital y caigamos en obviar la estimulación de nuestro mayor órgano sexual: la piel. Dos metros cuadrados de terminaciones nerviosas sensibles a las caricias, y la mayoría de las veces nos centramos en apenas 20 cm cuadrados de genitales.

La focalización sensorial es un recurso muy útil empleado en terapia sexual y su principal objetivo es aportar un valor holístico a todos los componentes de la relación. Os animamos a que lo probéis aunque no tengáis ninguna dificultad sexual y así le quitemos al coito (y también a los genitales) ese papel de protagonista que se han ganado con el paso de los años.

Gabriel Ródenas Perea
Practicum Universidad de Sevilla



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