¿Por qué mi relación ya no funciona? El límite que, como pareja, nunca debéis cruzar
Con cierta frecuencia llegan a nuestra consulta parejas que sienten que su relación ya no funciona, pero no acaban de saber el por qué. No se trata de los problemas típicos de convivencia, del tipo de desacuerdos sobre las tareas domésticas, sobre la educación de los hij@s o sobre las relaciones con familia y amigos, sino más bien la sensación de que se han distanciado, de que hay un deterioro en la comunicación y el entendimiento mutuo, y tienen la percepción de que la relación se ha enfriado. Cierto es que todo esto puede conllevar entrar en conflicto con más facilidad, pero la pareja siente que hay algo más que el mero conflicto en sí.
Pues bien, en muchos de estos casos la relación entra en crisis y se plantean la continuidad de la pareja, sin acabar de entender qué es lo que les está ocurriendo y el por qué la relación ya no funciona. En este artículo trataré de arrojar algo de luz sobre este tema y para ello usaré el siguiente modelo, al que he bautizado como “Modelo de los tres cajones”.
Cuando una relación no funciona: Modelo de los tres cajones
Imagina tres cajones donde incluyes las cosas que haces en el día a día. Cada uno de ellos representa tres elementos diferentes: (ver figura 1)
- El cajón del DESEO: incluye todo aquello que haces porque te apetece, te nace, te sale de forma natural, espontánea, aquello que fluye, para lo que no tienes que realizar ningún esfuerzo. Por ejemplo, tus hobbies y aficiones, quedar con amig@s, ver una peli, jugar a videojuegos, dar un paseo, ir de “shopping”, leer… Cualquier cosa que haces hedónicamente, por el placer que te genera. Como es lógico, tener este cajón repleto de cosas te hará sentirte muy bien.
- El cajón del ESFUERZO: incluye aquellas cosas que no te salen de forma tan natural y volitiva, pero que haces porque entiendes que te generan alguna ganancia secundaria, o algún bienestar (ya sea tangible o no): ayudar a un amig@ con una mudanza, hacer ejercicio físico, acompañar a un familiar al médico, ir al trabajo (aunque por tu bien, ¡este debería estar en el cajón del deseo! ?), hacer tareas domésticas… De entrada, no te entusiasman estos planes, pero por lo general una vez hechos no te pesan y te acaba generando cierta satisfacción.
- El cajón de FORZAR: aquí estarían todas esas cosas que haces y que no quieres hacer y, de hecho, al menos cuando nos referimos al terreno de pareja, este cajón debería de estar vacío. ¿Por qué? Porque nos sale muy caro…
Cada vez que en tu relación de pareja haces algo desde este cajón, se crea una especie de “cuenta pendiente” inconsciente con tu partner, con la sensación de “me la debes” o “te la guardo”. Esta sensación, como he comentado antes, es no consciente en la mayoría de los casos y, además, es una cuenta muy difícil de saldar (ya que tenemos la tendencia a creer que lo que nosotr@s hacemos por el otr@ tiene mucho más peso que lo que hace por mi). Cuanto más hagas desde este “cajón” mayor será esa cuenta a saldar y mayor la sensación de disconfort en la relación. Esta situación no tiene por qué generar un conflicto obvio (aparentemente el mar está en calma), pero ahonda en la “mala onda” de la pareja y provoca unas tensiones “subliminales” difíciles de identificar explícitamente (como cuando hay corrientes bajo el mar que no se hacen obvias en la superficie).
Cuanto más inviertas en este cajón, mayor será esa sensación de malestar y desagrado que acabará por generar susceptibilidad, desánimo, rencor e incluso distancia y falta de comunicación. Pero esto no es lo más grave… Lo peor de todo es que cuanto más llenes el cajón de FORZAR, más disminuyen los cajones adyacentes, ya que las líneas que los dividen se mueven haciéndolos cada vez más pequeños (ver figura 2), pudiendo llegar al extremo de que te cargues definitivamente el cajón del DESEO y desaparezca.
Pero no todo son malas noticias, también se puede producir el efecto inverso. Si dejas de verter cosas en el cajón de FORZAR y sólo actúas desde el deseo y desde el esfuerzo, las líneas divisorias se moverán a tu favor, ampliando las áreas de estos dos últimos, (ver figura 3) y mejorando el clima general de tu relación, de modo que cosas que antes hacías desde el esfuerzo ahora las haces desde el deseo (línea verde) y cosas que hacías forzadas ahora sólo son un esfuerzo (línea roja), ya que lo haces porque quieres el bienestar y la felicidad de tu pareja.
Veamos un ejemplo: quizás nunca hayas querido acompañar a tu pareja a cenar a casa de sus padres porque no tienes una buena relación con ellos y lo hayas forzado (creando inconscientemente esa cuenta pendiente en tu mente, que enrarece el clima de la relación). Pero desde este nuevo paradigma tienes la libertad y el derecho a no ir (para no forzar) o puedes ver si eres capaz de hacerlo desde el esfuerzo, porque sabes que a tu pareja le agradará mucho. No sólo no te pesará, sino que te sentirás bien al hacerlo.
Conclusiones: Cómo saber que la relación no funciona (o sí)
- Cuantas más cosas hagas con tu pareja desde el deseo, mejor.
- Nunca superes la línea roja de forzar, o tu pareja se resentirá más de lo que crees y antes precipitarás que tu relación no funcione.
- Sabrás que te estás “forzando” y no “esforzando” si eso que haces crees que te va a pasar factura, que te va a pesar, que una vez hecho no lo vas a olvidar, a dejar pasar. Estarás pasando la línea roja y ya sabes que eso es peligroso…
- Aunque creas que este modelo acarreará que no vais a hacer ya nada juntos, ocurre lo contrario. Cuanto más libres os sintáis, mejor estaréis juntos, más honesta será vuestra relación y más fuerte el vínculo entre vosotr@s, ya que tendréis la certeza de que lo que hagáis en pareja será porque l@s dos queréis hacerlo y no os pasará factura. Y si de verdad este modelo os lleva a daros cuenta de que no hay nada (o casi nada) que hagáis juntos desde el deseo, leed entre líneas… Es uno de los síntomas de que la relación no funciona.
- Si sientes que en ti hay un equilibrio entre el deseo y el esfuerzo sin forzar, pero a tu pareja no le nace compartir desde el deseo contigo, (aunque sí quizás con otra gente), ahí tenemos otra de las señales de que la relación no funciona. Basta con que un@ de los miembros de la pareja no fluya, para que ésta entre en crisis.
- Este modelo no sólo lo puedes aplicar a la relación de pareja, sino también a tu vida en general: plantéate cuánto haces desde el deseo, cuánto desde el esfuerzo y cuánto desde el forzar y empieza a desechar el último cajón.
- Si este modelo lo aplicas a la relación sexual todavía es más crucial que NUNCA. NUNCA, NUNCA te fuerces a hacer nada que no quieras, o la velocidad a la que te cargarás el deseo (y no sólo el sexual) será vertiginosa.
Espero que este modelo te haya servido de ayuda a la hora de entender mejor cuando la pareja ya no funciona y las fuerzas que subyacen a esta. Y si sientes que has estado forzando demasiado y quieres redirigir tu relación, uno equipo de psicólogos de pareja podrá inspirarte para ello.
Rebeca Lajos Rañó
Psicóloga y Terapeuta de Pareja en Aidé